Esta es la
historia de amor que más admiración debe causarnos en vez de estar renegando o
haciéndolo de excusa por nuestra naturaleza pecaminosa. El hombre, el primer
hombre de la tierra se deja llevar por el encanto de su mujer: amor y respeto
en un hombre enamorado… ¿Podrías amar a una mujer como lo hizo Adam?
El desenlace de
esta historia es crítico ya que debido a este amor las nuevas generaciones
heredamos la muerte, a lo que añadimos dolores, dificultades y muchas pruebas
para sostener nuestra comunión con el creador; sin embargo, se puede logra un
ejemplo positivo en un Adam que amó, protegió y estuvo con Eva todos los años
de su vida.
Tanto el mundo
actual como el de antaño desprecian a las mujeres, comete violencia contra
ellas o les dan un lugar de segundo plano. Todavía hay sectores sociales que
maltratan y castigan físicamente o marginan a las mujeres. Casos de
feminicidios hay en todo el mundo y son muy pocos los que salen en los
noticieros. La violencia contra la mujer y la violencia familiar son temas
críticos que surgen en distintos niveles, donde también se lucha o se intenta
desacelerar este problema psicosocial. Se supiera más sobre estos problemas si
no existiera un temor y terror en denunciarlos. Es urgente una renovación
intensa en las actividades de los hombres a nivel mundial y sigan el ejemplo de
Adam: Amó a su mujer aún cuando sabía el mandato de su Dios.
Oí y leí algunas
veces que gran culpa se la da a la religión y los grupos religiosos, sea cual
sea. Usando la fe en una divinidad para cometer atropellos físicos y hasta
violencia sexual contra hermosas y valiosas mujeres. Eso no es solo obsesión
sino también fanatismo, ese tipo de religiones debería desaparecer. Si alguien
dice lo contrario y se excusa en la religión pues le digo que Adam, el primer
hombre de la tierra y creación del Todopoderoso, es un ejemplo para
generaciones.
Es ejemplo porque
él no debía morder del fruto del árbol que Dios le mandó no comer. Él pudo
responder a Eva que no y actuar belicosamente. La Biblia no menciona que Eva lo
haya seducido u obligado. Eva solo le dio el fruto y le dijo que era bueno.
Adam vio el rostro precioso, tierno y dulce de su mujer. Recordó a su creador y
sus palabras. Pensó. Vio el encanto de
los ojos de Eva y su fresca sonrisa. Y, el hombre, muy enamorado de su mujer,
mordió y compartió el fruto con ella, con amor.
"Los hombres que nos inspiran nunca mueren... se quedan vivos en la memoria de generaciones"
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