viernes, 28 de septiembre de 2012

El primer mandamiento en el mundo


¿Sabes cuál fue el primer mandamiento divino en el mundo? ¿Te imaginaste que ya desde los 7 días de la creación teníamos una petición del creador que cumplir? En este artículo hablaré de forma corta cuál fue ese mandamiento…

Leíste bien. Tuvimos cercanía a Dios cuando la humanidad se reducía a una sola pareja, en principios que Dios insufló en las narices de Adán y formó de su costilla a la mujer. Desde aquel preciso momento empezó Dios a probar la simiente de la raza humana.

Por lo que Dios, misericordioso le dio el don de la inocencia a esta primera pareja. Volver a ser inocentes, como un niño, es un deseo colectivo de millones. Debió ser muy frustrante para Adán reconocer que había perdido la voluntad de Dios hacia él y que había sido fuertemente castigado por su creador. Pero el mismo Señor le dio potestad para sobrevivir, no le abandonó.

La forma como Dios empezó a probar a su segunda creación perfecta fue sencilla, se lee en Génesis 2:16-17: Y Dios impuso al hombre este mandamiento: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio”.

Está muy claro, el primer mandamiento en el principio de los tiempos lo repitió Jesucristo: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Aunque sea difícil de entender, una de las primeras actitudes naturales de una persona enamorada es “la obediencia ciega hacia la persona amada”. Sucede, por ejemplo, con la chica enamorada del joven, esta lo escucha en todo y hace todo lo que el joven diga; o el joven enamorado de la chica que por impresionarla la escucha y se muestra atento en todo momento, haciendo lo que ella le diga que haga sin contradecirle.

Esa actitud debemos tener para con Dios y es lo que pedía Dios con la primera pareja humana. La obediencia hacia su creador fue probada de la manera más sutil. Fue el primer mandamiento y a la vez el que marcó la existencia total del ser humano… y da la casualidad que todavía la obediencia sigue como indicador radical en la vida de cada persona.

Amemos a Dios, amémosle como el enamorado a su amada. De esa manera no será muy difícil que podamos ser obedientes a él. La obediencia no se enseña, si la obediencia se enseñara sería esclavitud; la obediencia es el resultado del amor.

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