¿Sabes cuál
fue el primer mandamiento divino en el mundo? ¿Te imaginaste que ya desde los 7
días de la creación teníamos una petición del creador que cumplir? En este
artículo hablaré de forma corta cuál fue ese mandamiento…
Leíste bien.
Tuvimos cercanía a Dios cuando la humanidad se reducía a una sola pareja, en
principios que Dios insufló en las narices de Adán y formó de su costilla a la
mujer. Desde aquel preciso momento empezó Dios a probar la simiente de la raza
humana.
Por lo que
Dios, misericordioso le dio el don de la inocencia a esta primera pareja.
Volver a ser inocentes, como un niño, es un deseo colectivo de millones. Debió
ser muy frustrante para Adán reconocer que había perdido la voluntad de Dios hacia
él y que había sido fuertemente castigado por su creador. Pero el mismo Señor
le dio potestad para sobrevivir, no le abandonó.
La forma como Dios empezó a probar a
su segunda creación perfecta fue sencilla, se lee en Génesis 2:16-17: Y Dios
impuso al hombre este mandamiento: “De cualquier árbol del jardín puedes comer,
17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que
comieres de él, morirás sin remedio”.
Está muy claro, el primer mandamiento
en el principio de los tiempos lo repitió Jesucristo: “Amarás a Dios sobre
todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Aunque sea difícil de
entender, una de las primeras actitudes naturales de una persona enamorada es
“la obediencia ciega hacia la persona amada”. Sucede, por ejemplo, con la chica
enamorada del joven, esta lo escucha en todo y hace todo lo que el joven diga;
o el joven enamorado de la chica que por impresionarla la escucha y se muestra
atento en todo momento, haciendo lo que ella le diga que haga sin contradecirle.
Esa actitud debemos tener para con
Dios y es lo que pedía Dios con la primera pareja humana. La obediencia hacia
su creador fue probada de la manera más sutil. Fue el primer mandamiento y a la
vez el que marcó la existencia total del ser humano… y da la casualidad que
todavía la obediencia sigue como indicador radical en la vida de cada persona.
Amemos a Dios, amémosle como el
enamorado a su amada. De esa manera no será muy difícil que podamos ser
obedientes a él. La obediencia no se enseña, si la obediencia se enseñara sería
esclavitud; la obediencia es el resultado del amor.
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