viernes, 28 de septiembre de 2012

No uses a Dios como excusa….


Parece que al pueblo cristiano le ha cogido un antojo de poner a Dios como excusa para justificar los males que le han sucedido; así como para justificar los males de su vida cuando no conocían a Dios. Se lee en el libro de Génesis 3:14 “Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”. ¿Quieres enterarte por qué?

Puede parecer lo contrario, sin embargo es un total equívoco ponerse a usar a Dios como excusa para justificarnos las consecuencias de nuestros actos pecaminosos. Como vemos en el libro de Génesis, esto es algo normal pues lo heredamos de la primera pareja humana.

Adán justificó su pecado en Eva. Eva acusó a la serpiente como la causante de su desobediencia; pero el pecado ya estaba cometido y la desobediencia a Dios dio como consecuencia que la pareja perdiera su inocencia, fuera maldecida con dolores y recibiera el castigo de “polvo eres y a polvo volverás”.

Cada uno de nosotros ha tenido dificultades graves, medianas y pequeñas en nuestras vidas. Algunas de las circunstancias habrán causado más daño a nuestra vida que otras. Solo que escucho y leo frases como “a mí me pasó esto porque Dios así lo quiso”, “Dios tiene un propósito por eso permitió eso en mí”, “Dios quiso que yo esto, que yo el otro, que aquello”… tal como Adán, tal como Eva…

Irremediablemente buscamos justificar nuestros pecados, cuando recibimos la recompensa justa por nuestros actos. El Apóstol Pablo escribió claramente que “la paga del pecado es muerte”. Y en nuestros tiempos es muy difícil no recibir mensaje de Dios, los mandamientos para llevar una vida alejada del pecado están más alcance de nuestra mano que antes, por eso sabemos qué puede agradar a Dios y qué no.

La mejor alternativa no es excusarse en Dios, sino más bien aceptar nuestros errores, que hemos sido pecadores delante de él, que aún estamos debiendo algún pecado a Dios por lo que es necesario examinar nuestras vidas si llevamos viviendo consecuencias negativas. Que recibimos lo que es justo y porque amamos a Dios y comprendemos que él nos quiere proteger pondremos de nuestra parte para que la naturaleza pecaminosa de nuestras almas adopte una posición de obediencia.

La obediencia a Dios, a lo que él nos ha dado, dará como consecuencia que tengamos una vida fructífera y libre de situaciones negativas; este camino, aclaro, no es fácil y seguramente más de una vez habremos logrado un tropiezo, pero como se dijo en el libro de Apocalipsis: “He aquí la perseverancia y constancia de los santos”.

Recuerda, Dios está contigo, procura entrenarte en la obediencia y aceptar tus culpas con humildad y corazón arrepentido. Dios te ayudará en mejorar para salvación eterna en Cristo Jesús.

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